La educación es gratuita y siempre deberá serla. Yo, que soy producto de ella, la creo totalmente. Decir lo contrario, criticar que lo sea o insinuar para acabarla, no solamente es un grave error político sino que va contra el deber del Estado, sea capitalista o socialista, que es asegurarla como derecho humano inmanente.

El problema de la educación no es que sea gratuita sino que la gestión pública educativa es bastante mala o deficiente. Esta dramática realidad se repite en las escuelas públicas de los países en desarrollo, antes llamados, en vías de desarrollo y mucho antes, naciones del tercer mundo. Contrariamente, en las escuelas públicas de los países desarrollados es mejor o igual que la privada. Un fenómeno común es que la educación privada en los países ricos y pobres, es siempre muy cara.

La mayor cantidad de oportunidades para la educación en países ricos con estándares altamente competitivos para el mercado laboral confirma que la educación pública y la privada en estos países es mejor  que en los países pobres donde al egresar de las escuelas públicas se desnuda las serias diferencias con los que terminan la secundaria en los colegios privados, colocando a éstos últimos en una posición privilegiada. Vamos a decirlo al revés.

Para las personas que provienen de colegios estatales, hallarse en el mercado laboral como regla siempre será una completa desventaja lograr accesos laborales para mejorar su calidad de vida. La penosa realidad, entonces, es que las juventudes de colegios privados -no es su responsabilidad- de países pobres, terminarán monopolizando la oferta laboral debido a las falencias estructurales en las políticas para las escuelas públicas.

La educación gratuita lejos de lo que se pueda creer ni siquiera se discute en los países desarrollados; en cambio, en las naciones en desarrollo como el Perú, entra en debate y termina dominado por la demagogia. En suma, la ausencia de políticas y de gestión públicas eficientes en los países pobres es la causa principal de la desgracia educativa en los países en desarrollo como pasa a los de nuestra subregión, especialmente al Perú. Todo lo anterior no es absoluto pues muchos egresados de las escuelas públicas son tan o más competitivos que de aquellos que provienen de los colegios privados.

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