El ensayo “Los ingenieros del caos”, de Giuliano da Empoli, analiza las estrategias de comunicación que han definido recientes victorias electorales. El libro examina el universo de los asesores que, mediante métodos disruptivos, han impulsado al poder a líderes populistas. Entre los casos estudiados se encuentran la primera victoria de Trump; y los ascensos de Orbán en Hungría, Jair Bolsonaro en Brasil.

El postulado fundamental consiste en inflamar las pasiones específicas del mayor número posible de nichos sociales o “grupúsculos” para luego sumar sus descontentos, sin que estos grupos sean conscientes de formar parte de una coalición mayor, aglutinando sus malestares dispersos desde los extremos políticos.

Este paradigma interconecta dos pilares: la ira y el algoritmo. Los “ingenieros del caos” comprenden que la rabia y la indignación son una colosal energía política. A su vez, el algoritmo se convierte en la herramienta tecnológica para lograrlo. Plataformas digitales y redes sociales son utilizadas como cámaras de resonancia con discursos radicales, garantizando así una máxima fidelización y polarización.

Este fenómeno no es ajeno al Perú. El extendido rechazo ciudadano hacia el Ejecutivo y el Legislativo conforma una amalgama de descontento que podría ser explotada por estas nuevas lógicas políticas. Además, se observa una normalización de la transgresión discursiva; la vulgaridad y el ataque personal han dejado de ser un tabú, como lo demuestran Milei o Trump. La fórmula es directa y efectiva: identificar las causas de la indignación ciudadana, asignar un culpable y canalizar esa frustración. No hay duda que estas estrategias estarán en la próxima campaña electoral.