La semana pasada, durante una actividad oficial en Palacio de Gobierno, el jefe del Consejo de Ministros, Aníbal Torres Vásquez, hizo un llamado velado a un levantamiento e incitó a la violencia contra los medios de comunicación por informar de las investigaciones fiscales sobre presuntos actos de corrupción que se realizan contra el presidente Pedro Castillo Terrones y también enfiló su verborrea contra el Congreso al que calificó de “golpista”.

Aupado por grupos que le son favorables, el premier emitió frases que iban desde el cierre del Parlamento hasta el cambio de la Constitución, pasando por ataques a la prensa. Es decir, su discurso varía de acuerdo a la audiencia a la que se dirige.

Por ejemplo, ayer, un Torres Vásquez menos bilioso sostuvo a TV Perú que el gobierno “jamás ha dado la más mínima señal de cerrar el Congreso” y dijo que es “la gente” la que pide tanto una Asamblea Constituyente como el cierre del Poder Legislativo.

Este doble discurso hace que el premier sea cada vez menos confiable y que la crisis política se siga entrampando. Todo parece indicar que lo que se busca con esta estrategia es seguir agudizando la situación para que, una vez generado el caos, el foco se diriga hacia allí y se deje de lado las serias investigaciones contra el jefe de Estado.

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