La finalidad del hábeas corpus

La garantía constitucional de hábeas corpus merece que expliquemos su origen y principales rasgos, con la finalidad de evitar confusiones para su correcta comprensión por los ciudadanos. Se trata de la institución más longeva del derecho procesal constitucional que hoy conocemos, al punto que inició la historia del constitucionalismo. En efecto, la Carta Magna inglesa de 1215, el pacto entre los nobles feudales y el rey Juan Sin Tierra, estableció que "ningún hombre libre será arrestado, detenido en prisión o desposeído de sus bienes, proscrito o desterrado, o molestado de alguna manera y no dispondremos sobre él, ni lo pondremos en prisión, sino por el juicio legal de sus pares, o por la ley del país". El principal fruto de este hecho histórico fue el reconocimiento del primer derecho fundamental, la libertad individual, que el tiempo y la labor de los jueces hicieron extensiva a toda persona, procurando su protección constitucional contra cualquier acto arbitrario que la amenace o vulnere.

El hábeas corpus se ocupa de proteger a la persona humana contra una arbitraria detención, así como de la defensa de sus derechos conexos (los principios del debido proceso y la inviolabilidad de domicilio). La resolución que declara fundado el hábeas corpus no significa la absolución por la comisión de un delito sino resolver una vulneración a la libertad individual, especialmente cuando el detenido carece de acusación fiscal o de una resolución judicial condenatoria que sea firme. En consecuencia, precisamente por protegerse la libertad individual, el hábeas corpus se distingue por su informalidad, pues todo juez penal es competente para conocerlo. Tampoco existe turno judicial para presentarlo, no exige el patrocinio de abogado, la demanda puede presentarse en forma escrita o verbal, de modo directo, por correo, por un medio electrónico u otro que resulte idóneo.