Desde que se hizo pandemia la enfermedad del coronavirus cambiando drásticamente el decurso inmediato de la agenda mundial, las imputaciones entre EE. UU. y China, los dos países con mayor relevancia planetaria -no es Guerra Fría ni mundo bipolar- sobre los niveles de responsabilidad por sus efectos letales, que ya ha causado la muerte de cerca de 47,000 personas y que mantiene una curva ascendente de contagios que bordea los 950,000 infectados en todo el mundo, no han cesado, construyéndose guerras bacteriológicas o de otra calificación.

La única guerra que hoy debe ser combatida es la que lidia la humanidad ante un enemigo invisible al que no le servirá de nada los tanques, misiles, drones, satélites y otras tecnologías de guerra que se había esforzado en acumular en las últimas décadas buscando entre los propios Estados supremacía o hegemonía.

Se acabaron o por lo menos dejarán de tener prioridad en lo inmediato los enemigos clásicos o convencionales que son objeto de estudio por parte de las Relaciones Internacionales, donde los bloques, ejes y alianzas regionales o internacionales, marcaron la pauta de la sociedad internacional.

Por primera vez la comunidad planetaria y con ella los países poderosos, que son también los más ricos del mundo, deberán efectuar inversiones millonarias para enfrentar y derrotar al coronavirus que haciendo más compleja la tarea a la propia ciencia, no es identificable a simple vista y se muestra ferozmente, acabando con las vidas de los más vulnerables. Esta es la nueva realidad en el globo que va a recomponer los objetivos de los Estados priorizando las políticas de salubridad. En adelante, sabremos que habrá más coronavirus, podría ser el Covid 20, Covid, 21, etc.

El mundo debe prepararse para otros tipos de defensa. La experiencia que estamos viviendo acaba de abrir nuevos frentes de vulnerabilidad en el hombre y los gobernantes de las naciones deben advertirlo. Lo que está en juego es la existencia humana. No es que un virus nos vaya a borrar de la faz de la Tierra, pero tampoco es para confiar absolutamente que eso no podría pasar.