¿Sabía usted que en la próxima década vencerán los contratos de concesión de carreteras, aeropuertos, ferrocarriles y puertos en el Perú? Mientras otros países suelen anticiparse renegociando o re-licitando estos proyectos con años de antelación, en el Perú este tema aún no ocupa un lugar central en la agenda pública.

Apenas se discute sobre las estrategias para estas concesiones, y, lamentablemente, tenemos como antecedente reciente la rápida y poco transparente decisión del Congreso y el Ejecutivo para extender los plazos de concesión de los puertos concesionados. ¿Es este el modelo que se pretende replicar para otras concesiones? En Chile, la decisión de renegociar o re-licitar contratos se basa en un análisis objetivo del desempeño de los concesionarios. Así, el país sureño garantiza competencia y mejores servicios, comprendiendo que cuando hay competencia, todos ganan.

A pocos meses de cerrar el 2024, resulta imperativo definir una estrategia clara y transparente. Esta estrategia debe partir de un reconocimiento sensato de los errores pasados y hacer de la transparencia un pilar fundamental. Uno de los desafíos críticos es la adquisición de predios, un tema que requiere adaptar normas y procesos a la realidad peruana. Una posible solución sería compartir la responsabilidad de adquisición de terrenos y eliminación de interferencias con los concesionarios, permitiendo una gestión más ágil. Asimismo, fortalecer la regulación para ofrecer una compensación justa y adecuada a los propietarios reubicados reduciría el riesgo de oposición a las expropiaciones, agilizando así la ejecución de proyectos estratégicos.

No perpetuemos la “historia sin fin” de retrasos y obstáculos en las concesiones. La planificación es esencial. El Ministerio de Transportes y Comunicaciones debería iniciar, desde ya, las gestiones para las licitaciones de aquellas concesiones que vencen en 2028 y 2030, marcando el inicio de una nueva etapa de transparencia y eficiencia.