Los casos de corrupción que involucran a otrora altas autoridades del gobierno deben ser manejados de manera pulcra y aséptica por todos los organismos integrantes del sistema de justicia y la Policía Nacional del Perú. Esto para evitar que los exfuncionarios procesados se aferren a eventuales errores para evitar responder por los presuntos actos delictivos que habrían cometido durante el ejercicio de su función.

La detención del exministro Geiner Alvarado es una clara muestra de esto. Un operativo que debió ser considerado exitoso ahora cuenta con un velo de presunta ilegalidad o abuso de poder por la no presentación de una orden de detención contra el coinvestigado del golpista Pedro Castillo por los casos Petroperú, Puente Tarata y Ministerio de Vivienda.

La defensa de Alvarado, como es su función, buscará por todos los medios la libertad del exministro y la seguidilla de comunicados imprecisos del comandante general de la Policía así como del Ministerio del Interior, la Fiscalía y el Poder Judicial le darán armas para lograr este cometido.

Lo único cierto es que al momento de la detención del extitular de Transportes y Vivienda solo había un mensaje en Twitter del Poder Judicial anunciando la variación de su comparecencia por prisión preventiva y nadie, por más investigado y cuestionado que esté, puede ser detenido por un mensaje en una red social.

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