La jarana es solo un día

Sí, señores, este 31 de octubre se celebra el Día de la Canción Criolla, fecha en la que todos recuerdan que hay que bailar y cantar valsecitos para seguir rindiéndole culto a nuestra música. Además de las jaranas, también ese día “toca por obligación” recordar a los más insignes compositores e intérpretes que marcaron huella en nuestro acervo; todo para enfrentar a ritmo de guitarra y cajón a la amenaza que significa Halloween, fiesta foránea y para algunos “diabólica” que ha ganado terreno en los últimos tiempos por estos lares. Pero al margen de este curioso duelo de festejos, ¿qué hacemos los 365 días del año para que nuestra canción criolla no muera? Empecemos por las radios. ¿Cuántas de ellas tienen espacios diarios para difundir temas del género? Nos sobrarán los dedos de una mano, y si las encontramos, ¿cuántas de estas emisoras no se han quedado estancadas en el tiempo y programan los éxitos de siempre, los que les gusta a la gente, sin arriesgar un poquito? Y vaya que se siguen escribiendo nuevos temas, produciendo discos con mucha calidad, no solo en el género criollo, sino también en el afroperuano; hay mucho talento en la composición y nuevas promociones de intérpretes a quienes se les está negando la posibilidad de difundir sus propuestas. Inclusive a los artistas consagrados no se les programa lo nuevo, hay que seguir con lo que se les escuchó en los sesenta, setenta y ochenta. ¿La televisión? Solo tiene un espacio para la música criolla, Una y mil voces, que conduce Bartola por TV Perú; no hay más, y hace lo que se puede para un programa semanal. Si bien en los populares realities de canto han participado jóvenes promesas que ya integran el círculo de las peñas y centros musicales, y uno de ellos, Carlos Farfán, ganó Yo Soy imitando a Manuel Donayre, dándose a conocer de esa manera, tampoco eso les ha garantizado el éxito; tienen que trabajar y duro. ¿Y la peñas? Bueno, las que hay, si se dan una vueltita, para complacer al público que quiere solo divertirse, exigen a sus artistas que todos terminen cantando el mismo repertorio, con “Mal paso” incluido, tema bellísimo pero que ya cansa. Hay mucho talento dispuesto a renovar, a generar un recambio necesario para que la tradición continúe, pero hay que darle la oportunidad para que esto suceda. Los maestros deberían encabezar esa cruzada, para que cada año no nos estemos quejando y que se diga que “la música criolla está muriendo”.