Luego de una larga espera, ayer se ha conocido quiénes serán miembros titulares de la Junta Nacional de la Justicia (JNJ), la entidad que tendrá que nombrar a jueces y fiscales, así como evaluar el desempeño de los que ya están en funciones para así ratificarlos, ascenderlos o despedirlos, todo esto en reemplazo del podrido y ya desaparecido Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), que fue infiltrado por César Hinostroza y sus amigos.

Los integrantes de la JNJ serán: Aldo Vásquez, Henry Ávila, Luz Tello, María Zavala, Imelda Tumialán, Marco Falconí y Antonio de La Haza. Su función en primer término será limpiar el Poder Judicial y el Ministerio Público de tanto delincuente que sigue fungiendo de magistrado para que el ciudadano de a pie, el litigante y todos los peruanos, recuperen la confianza en su sistema de justicia.Seguro habrá discusiones sobre la idoneidad de los elegidos. A algunos gustarán y a otros no. Por ejemplo, el exministro humalista Walter Albán, titular de la ONG Proética, ya ha echado dudas sobre algunos de los integrantes de la JNJ. Es parte de la democracia. Lo cierto es que esta esperada entidad ya existe y tendrá mucho trabajo por delante, desde el momento mismo de la jura de sus miembros.

Queda claro que la labor de estos siete ciudadanos no debe centrarse solo en vocales y fiscales supremos, sea por sus nexos con “Los cuellos blancos del puerto” o por otros delitos, sino también en los magistrados de todas las instancias, pues están plagadas de personajes que por unos cuantos billetes pasados por debajo de la mesa son capaces de torcer a la justicia y de dejar desprotegida a la ciudadanía. Esto debe ser cortado de raíz.