Una vez más, la justicia envía una señal inequívoca sobre el doble estándar en el que se mueve. La noche del viernes, el juez Víctor Alcocer negó el pedido fiscal de seis meses de prisión preventiva para el expresidente Martín Vizcarra, investigado por recibir sobornos cuando era gobernador regional de Moquegua.
Según el magistrado, no existe “sospecha grave” ni peligro de fuga por parte de Vizcarra pese a que fue descubierto sin escolta en un terminal de buses y realiza varios viajes a regiones de frontera realizando campaña electoral pese a que está inhabilitado para postular a cargos públicos. La estela de aparente impunidad se volvió todavía más patente gracias al propio Vizcarra quien, mientras esperaba que se inicie la lectura del fallo, inició una transmisión en vivo en TikTok desde la sala, café en mano, y se congratuló ante10000 seguidores de su “confianza” en la justicia. Ese gesto de desafío reveló que Vizcarra se siente judicial y políticamente indemne y que la Corte carece del control mínimo sobre su recinto.
Aun así, Alcocer no le llamó la atención por esto y estimó que basta con comparecencia con restricciones y control biométrico para garantizar que el vacado siga asistiendo al proceso, olvidando que el exmandatario ha burlado antes las reglas de conducta que se impusieron.