La lección de Ratzinger
La lección de Ratzinger

Una de las lecturas que más aprecio es el debate sobre la base moral del Estado Democrático que sostuvieron Ratzinger y Habermas. La defensa de la democracia desde su perspectiva de fe mostró la tremenda estatura intelectual del Papa. Sin duda el más importante teólogo vivo, Benedicto XVI transitaba con facilidad por los debates actuales de la filosofía contemporánea. Demostrando que un hombre de fe puede y debe dialogar con las ideas de su tiempo. Es imposible comparar a los dos últimos papas; ambos tenían carismas distintos. Mientras Juan Pablo II era el pastor carismático y de masas, Benedicto XVI es –en mi opinión– un conductor del seguimiento a Jesús. Su libro sobre la vida de Jesús es uno de los que mejor me ha mostrado a Cristo. Su esclarecedora afirmación de que la Verdad no es la verdad filosófica, sino la vida misma de Jesús, me fue reveladora. Es siguiendo esa práctica, e intentando imitar a Jesús, como uno puede encontrar la verdad de la fe y la felicidad al seguir el bien.

Al renunciar, Benedicto XVI no hace sino seguir ese camino mostrado por Jesús. El desprendimiento total para hacer y buscar el bien. El amor a los demás como el norte de la vida. En lugar de aferrarse al cargo, reconoce y admite sus debilidades humanas, y decide dejar el cetro más apreciado por los hombres durante casi dos mil años. ¡Qué lección de tomar distancia frente al poder, frente a la admiración, a las distinciones, para hacer lo que la conciencia le dicta! ¿Cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a aceptar nuestras limitaciones y abandonar la más distinguida posición a la que pudiéramos aspirar? Despojarse de las ataduras del poder para ayudar mejor a los otros: ese es el camino que nos enseña.

La Iglesia sin duda atraviesa momentos difíciles, pero Benedicto XVI los ha enfrentado: el drama de los abusos sexuales, la mala administración financiera y las disputas de la curia. ¡Cómo no va a tener problemas una institución con 20 siglos de antigüedad! Los enfrentó hasta donde pudo su edad y energía, ahora, consciente de sus límites –y para que ellos no sean obstáculo a la orientación papal–, entrega la máxima dirección de su Iglesia.

El Papa es un profesor, y se va dándonos una lección de vida. Su desprendimiento nos habla del concepto más profundo de libertad cristiana. La libertad para poner a los demás por delante de nuestros propios intereses, de nuestra vanidad, de nuestro ego. El viejo profesor alemán nos dice: ejerzan la libertad para desprenderse de todo lo material y no depender de nada, salvo de Dios mismo. Como en el "Principio y Fundamento" de San Ignacio, Benedicto XVI ha actuado solo guiado por su amor a los demás. Así llega a reconocer que sirve mejor a Jesús confiando en que su sucesor nos dará una nueva lección de fe. Ya lo espero con expectativa. Ratzinger será el primer papa que verá directamente a su sucesor. ¿Influirá ello en la elección? Solo el futuro nos lo dirá.

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