La justicia debe actuar con todo el rigor que le permite la legalidad frente al sanguinario cabecilla terrorista Víctor Polay Campos, alias “Rolando”, quien viene siendo procesado junto a otros por el horrendo asesinato cometido por su banda armada en el bar discoteca Las Gardenias, en Tarapoto, en mayo de 1989, cuando fueron ejecutados ocho homosexuales por solo hecho de serlo, en lo que es considerado un crimen de odio cometido por el MRTA.

Si la justicia actúa como debe, debería dictar prisión preventiva por 18 meses contra este salvaje, para que afronte el proceso por la masacre de Las Gardenias en prisión y no en libertad, pues está a punto de dejar su celda de la Base Naval del Callao debido a que en enero del 2026 cumple su condena de 35 años por el delito de terrorismo, por los crímenes, secuestros y sabotajes cometidos por esta brutal organización que cuenta con el apoyo de sectores de la izquierda.

Es bueno recordar que Polay es el único procesado por esa masacre que por ahora se encuentra a buen recaudo. Los demás, como el sanguinario Peter Cárdenas Schulte, alias “Alejandro”; y Lucero Cumpa Miranda, alias “Noemí” están fuera del país en calidad de prófugos de la justicia. Viven tranquilamente en Suecia y España, respectivamente. Otros dos implicados se esconden en la Guyana Francesa y uno más figura con paradero “desconocido”. Todos tienen orden de captura vigente.

El caso Las Gardenias va a ser motivo para ver qué malabares verbales y lingüísticos hacen los que desde la izquierda promueven los derechos de las minorías sexuales, lo cual está muy bien, pero al mismo tiempo sacan cara por brutales terroristas como Polay y su “estado mayor” del asesinato selectivo, el tiro de gracia en la sien, el coche bomba y el secuestro, a los que consideran “revolucionarios” y “justicieros”, e incluso les celebran los libros que escriben justificando sus masacres contra peruanos.

Una matanza tan espantosa como esta, que para el MRTA era considerada una labor de “limpieza social” contra personas a la que veían como “nocivas” para la colectividad, no puede seguir manteniéndose en la impunidad. Los criminales tienen que asumir su responsabilidad. Quienes intentaron tomar el poder por las armas y barrieron a balazos a quienes tenían por delante por el hecho de pensar o actuar diferente, no merecen otra cosa que salir de prisión con los pies por delante. Jueces y fiscales tienen la palabra.