Rescatar de la historia lecciones de gobierno es el feliz destino de los políticos ilustrados. Fernán Altuve-Febres Lores pertenece a esta gens selecta de estadistas eruditos que escudriñando en la historia del Perú exhuman las mejores voces de ultratumba, voces que bien pueden aconsejar a nuestro sonámbulo país en estos momentos de gran perturbación.

La última empresa de Altuve es tan meritoria como lograda. Se trata de la compilación de las Obras Completas de D. José María de Pando (1787-1840), político, diplomático e intelectual peruano que fue, sucesivamente, secretario de Estado del rey Fernando VII, ministro de Simón Bolívar y Canciller del mariscal Agustín Gamarra. La personalidad de Pando es fascinante y, como bien señala el maestro Altuve, “[…] su actuación en estos puestos, sus relaciones (a menudo antagónicas) con sus contemporáneos y sus agudos escritos lo convirtieron en el político conservador de mayor importancia en los años que siguieron a nuestra independencia”.

El pensamiento y la acción conservadora intentaron, desde el realismo, plasmar el orden en una comunidad política que se hundía en el mar de la anarquía. Este intento fracasó por la molicie republicana. La debacle del poder continental peruano, la destrucción del principio de autoridad y el triunfo del radicalismo liberal prepararon la derrota de la Guerra del Pacífico. Tenía razón Pando cuando escribió a su discípulo Felipe Pardo y Aliaga esta frase lapidaria: “Siempre temblaré por lo futuro”. Este país, más que una monarquía sin corona es una república inconclusa sin líderes y autoridad. Por eso nos crecen los enanos, los Guzmanes y los Acuñas, esos peligrosos improvisados que juegan a ser reyes sin saber gobernar.