Un niño de tres años murió en brazos de su madre cuando esta intentaba llegar, caminando, desde Lima hasta su natal Pomabamba, en la región Áncash. El menor padecía cáncer y la mujer decidió emprender el retorno luego que no consiguiera un lugar para hospitalizarlo y se le acabara el dinero para subsistir. En Barranca, ocho ciudadanos venezolanos fueron atropellados, tres de ellos murieron, cuando descansaban a un lado de la carretera Panamericana Sur. Ellos también huían de Lima a pie y tenían la intención de llegar a su país.

En los terminales de buses y en los aeropuertos de todo el Perú, miles de peruanos hacen colas, esperan y se exponen al coronavirus para volver a sus hogares. Mientras esto ocurre, en las regiones las autoridades no se dan abasto para recibir al flujo de nuevos migrantes que escapan del hambre y la pandemia. En Puno, por ejemplo, se han suspendido los traslados humanitarios y varias otras regiones están evaluando tomar la misma medidas debido a la falta de lugares para alojar a quienes deben cumplir 14 días de cuarentena. La emergencia sanitaria se ha desbordado y lo que ocurre con los migrantes es solo una de las aristas de esta problemática que no hace más que aumentar.

TAGS RELACIONADOS