Varias regiones del norte del país están en emergencia, a raíz de las inundaciones resultado de las lluvias por el ciclón Yaku. Además, se ha postergado el inicio de las clases escolares.
Siendo el Perú uno de los países con mayor diversidad climática en el mundo, somos también uno de los más vulnerables al cambio climático que vivimos.
Casi regularmente padecemos movimientos sísmicos, los fenómenos El Niño o de La Niña, sequías, heladas o inundaciones en diferentes regiones y huaicos, sufriendo pérdida de vidas humanas y daños en la infraestructura y economía nacional.
Nos hemos acostumbrado a reaccionar frente a la ocurrencia de los fenómenos naturales, lamentamos las consecuencias y apelamos a la solidaridad para atender a los damnificados. Las comisiones de reconstrucción han terminado sin reconstruir e inmersas en escándalos de corrupción. En el norte la población de Tumbes, Piura, Lambayeque y La Libertad puede atestiguarlo y, en el sur, Pisco, para no mencionar las poblaciones de la zona andina y la selva en emergencia cuando los movimientos sísmicos ocurrieron hace ya varios años.
Existe el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres y el Plan Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, se ejecuta simulacros en todo el país, pero no basta.
Buena parte de la población vive en zonas vulnerables antes los fenómenos naturales. Se ha construido en espacios de expansión o crecida de lagos, lagunas ríos y en quebradas de deslizamiento de huaicos.
Afirmamos que no existe una planificación efectiva para enfrentar estas contingencias previsibles. Por ello necesitamos empezar con restablecer la planificación como mandato constitucional.
La Constitución Política de 1979 estableció en su artículo 111°: “El Estado formula la política económica y social mediante planes de desarrollo que regulan la actividad de los demás sectores. La planificación una vez concertada es de cumplimiento obligatorio”. La de 1993, aún vigente, no contiene la palabra “planificación”, por prurito dogmático liberal.
Planificar permitiría prevenir y evitar desastres tras la ocurrencia de fenómenos naturales.