El último 4 de junio, se cumplieron cien años del nacimiento de Nicomedes Santa Cruz, nuestro gran decimista y uno de los máximos difusores de la cultura afroperuana. Un nombre que vive en la cultura popular, con una obra que se ha hecho más perenne a través de la oralidad. En conmemoración a su legado, se publicó el libro “De ser como soy me alegro” (Fondo de Cultura Económica del Perú, 2025), que reúne 150 décimas y poemas, escritos y publicados entre 1949 y 1974, de los cuales 20 son inéditos, organizados de manera cronológica como parte de una nueva propuesta editorial. Además, cuenta con unas palabras introductorias de su hijo Pedro Santa Cruz Castillo y una notable aproximación a la vida y obra de Nicomedes, titulada “La gesta de un poeta popular”, escrito por el investigador Luis Rodríguez Pastor. Además, esta antología trae fotografías y un código QR para acceder a fichas de datos de cada uno de los textos del poeta. Sin lugar a dudas, esta es una edición memorable. Hasta los que nunca lo han leído saben quién es Nicomedes Santa Cruz y esto se debe, en parte, al posicionamiento de sus décimas en la cultura popular. El ejemplo más claro es, por supuesto, el inolvidable “A cocachos aprendí”, una décima leída, memorizada e interiorizada por los escolares del país, cuya música refleja las realidades educativas a nivel nacional, con sus violencias y oportunidades perdidas. La versatilidad de Santa Cruz lo lleva a retratar el Perú, desde los escenarios más cotidianos hasta los temas más complejos. Esta publicación empieza con la décima dedicada a Porfirio Vásquez, otro de los más ilustres decimistas, y no será el único maestro al que Nicomedes le rindió homenaje a través de su arte: también le dedicó sus versos a Felipe Pinglo, César Vallejo, José Carlos Mariátegui, Nicolás Guillén, Mercedes Sosa. De Pinglo dice estas hermosas líneas: “a las bajezas del mundo / opone su amada lira” y “si duerme, sueña; suspira / conjugando el verbo amar”. En su poesía, Nicomedes aborda personajes y sucesos históricos, ciudades, la identidad peruana, el racismo, la discriminación, las celebraciones religiosas, entre otros temas. Incluso, hay una décima dedicada al peligro latente de una última guerra mundial. En “Soñé con el mundo en guerra”, dice: “Ruego a Dios que no permita esa pesadilla”. Todavía vigentes, las décimas de Nicomedes Santa Cruz son una fiesta de ingenio en el juego de las palabras. Y, en cada una de estas, nos podemos ver con toda nuestra hondura.

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