Lo que se está viendo por estos días en Essalud linda con lo inhumano, pues a la habitual atención deficiente propia de una institución paquidérmica, inepta y muchas veces corrupta, ahora se suma la huelga de enfermeras que está afectando directamente a gente con problemas de salud de pocos recursos, pero que ha trabajado toda su vida y por lo tanto tiene derecho a atender sus males en alguno de sus centros de atención que parecen convertidos en centros de tortura.

Es verdad que los problemas de Essalud vienen de mucho tiempo atrás, son casi eternos, pero en este gobierno la situación se ha agravado. ¿La razón? El gobierno de la presidenta Dina Boluarte ha dado el manejo de esta institución a Alianza para el Progreso (APP) –el partido con el que cogobierna–, y a sus allegados, lo cual ha resultado un verdadero desastre para la gestión. Incluso se ha denunciado la presencia de un gerente que fue asesor parlamentario de Richard Acuña, hijo del dueño de la mencionada agrupación política.

Una muestra del escaso interés de este gobierno por que haya una buena gestión en la seguridad social la vimos en febrero último, cuando se designó como presidente a un personaje a través de una resolución que tuvo que ser dejada sin efecto a las pocas horas porque el flamante jefe de Essalud tenía una requisitoria que nadie detectó. Un papelón. Se trataba de un allegado del actual ministro de Salud, César Vásquez, hombre de APP y de la familia Acuña en el gabinete.

Una consecuencia de este manoseo y uso político de una institución que en teoría vela por la vida y la salud de más de 12,6 millones de peruanos, es lo que vemos hoy: adultos mayores y enfermos que demoran meses en conseguir una cita médica, y que cuando van pagando un taxi o en la incomodidad del transporte público, se encuentran con que hay huelga y que por lo tanto no habrá atención para ellos. ¿Qué hacer?, ¿ante quién quejarse?, ¿ante quién reclamar? Ante nadie.

No hay duda de que el próximo gobierno, si es que quiere dar alguna muestra de que viene con la intención de hacer bien las cosas, debe reformar y hasta refundar Essalud, una institución que todos los meses recibe millones de soles de pagan los empleadores por cada trabajador que tienen en planilla, pero que hace tiempo se ha convertido en un botín de políticos sinvergüenzas y corruptos, hasta convertirla en una real pesadilla para quienes si pudieran pagar una clínica o un médico particular, ni se asomarían por sus puertas.

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