La pesca industrial de anchoveta en el sur del Perú está al borde de la quiebra. De las 13 plantas que procesaban ingredientes marinos hasta hace algunos años, hoy solo quedan 3 y vienen luchando por no cerrar sus operaciones. Miles de empleos se han perdido, comunidades enteras enfrentan el abandono mientras Chile sigue pescando la biomasa que cruza la frontera con normas más adaptativas que le permiten pescar anchoveta.

El problema radica en una regulación ajena a las características únicas del zócalo marítimo en el sur. A diferencia del centro norte, donde la regulación viene funcionando de manera efectiva, el ecosistema del sur exige medidas específicas que permitan a la flota industrial operar de manera sostenible. La incapacidad de recuperar el sur no solo está dejando sin trabajo a miles de familias, sino que estamos desperdiciando oportunidades. Es inconcebible que, mientras Chile optimiza su pesca con un stock compartido, nosotros sigamos dejando pasar la riqueza que tenemos frente a nuestras costas.

Mientras tanto, los pescadores artesanales y de menor escala capturan anchoveta dentro de las cinco millas, exclusivamente para el consumo humano directo. Irónicamente, nadie consume esa anchoveta y gran parte de esa pesca probablemente se convierte ilegalmente en harina de pescado, lo que es una realidad preocupante.

El momento de actuar es ahora, que se inicia la temporada sur 2025 en enero y recuperar la pesca industrial de anchoveta en el sur con medidas adaptativas, protegiendo el empleo de miles de compatriotas y garantizando un manejo sostenible del recurso. El sur del Perú no puede seguir siendo olvidado. ¡Recuperemos la pesca antes de que sea demasiado tarde!