La reforma integral del politizado e ineficiente Ministerio Público debe ser puesta en la agenda el país a fin de que en el próximo quinquenio, con un Congreso bicameral en teoría conformado por gente con mejores calificaciones y sin prontuariados, se lleve a cabo a fin de refundar en una institución que se ha convertido en un tremendo lastre para la lucha contra dos de los problemas más graves que afrontamos los peruanos: la corrupción de sus autoridades y la criminalidad que se traduce en asesinatos, extorsiones y robos.
El hecho de tener a una fiscal de la Nación como Delia Espinoza en claro desacato a la disposición de la Junta Nacional de Justicia (JNJ) de reponer a Patricia Benavides como fiscal suprema al amparo de un fallo de la Corte Suprema, es como la cereza en un pastel, una muestra de que el Ministerio Público está tomado por gente que no se siente autoridad, sino dueño de dicha institución que no atravesaba una crisis tan grande desde los tiempos nefastos de Blanca Nélida Colán.
Para hoy a las nueve de la mañana está prevista una sesión extraordinaria de la Junta de Fiscales Supremos a la que ha sido convocada Patricia Benavides en su condición de fiscal suprema titular, según indica el oficio con el que se le llama a este encuentro cuya agenda no se conoce hasta el momento. ¿Será que por fin el Ministerio Público y en especial su titular van a acatar la disposición de reincorporar a la señora, algo que debió hacerse desde el 31 de julio último?
Al cuestionar la rebeldía de la fiscal de la Nación, para nada estoy defendiendo a la señora Benavides, quien afronta más de un cuestionamiento. Es más, pienso que ni ella, ni ninguno de los fiscales supremos debería estar en el cargo debido a que no ofrecen garantía alguna de idoneidad. Sin embargo, las leyes y las disposiciones que de ellas emanan están hechas para cumplirse así no gusten, y más si se es una autoridad que debería dejar de lado las simpatías o antipatías personales y políticas.
A través de un acuerdo político, el próximo Congreso tiene que encargarse de encabezar una reforma a fondo del Ministerio Público, así reclamen los que ahora lo controlan. Es necesario, como primer paso, renovar la Junta de Fiscales Supremos a través de un proceso con todas las garantías. Si seguimos con estamos hoy, los corruptos con investigaciones eternas y parcializadas que les dan pie a afirmar que son objeto de “persecución política”; y los delincuentes comunes que salen libres en pocas horas, seguirán celebrando.