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Como en ningún otro año, en los 20 que se lleva entregando los Latin Grammy, el Perú fue tomado en cuenta por la Academia Latina de la Grabación con la mayor cantidad de nominaciones en nuestra historia y, finalmente, con un Premio a la Excelencia a Eva Ayllón y dos trofeos en las importantes categorías de Productor del año y Mejor álbum de salsa a Tony Succar. En una industria en la que ser artista independiente es ya un asunto frecuente, lograr reconocimientos de este nivel es doblemente un mérito para quienes luchan por ser tomados en cuenta contra las influencias que aún tienen los sellos discográficos a nivel global. Pero claro, siempre habrá algunos que creen, y además lo proclaman a los cuatro vientos, que este tipo de distinciones son fruto del azar y hasta del carisma de los ganadores, cuando realmente si tuvieran interés en conocer qué hay detrás de cualquier tipo de reconocimiento, sea el rubro que sea, sabrían que es simplemente el resultado de mucho trabajo. Chamba como la que hace Eva Ayllón, que saca de su bolsillo para grabar cada año un disco con el que renueva su repertorio y le da giros a su música, o el esfuerzo e insistencia de Tony Succar para producir, arreglar, componer y rodearse de un equipo ganador para seguir con una carrera que empezó con un tributo a Jackson que lo sacó del anonimato. En este negocio no hay golpes de suerte, ni coincidencias, pero sí mucho de terquedad, insistencia y de saber cómo explotar un talento en un mundo en el que aparentemente hay más oportunidades de difundir la música a través de plataformas digitales. Lo importante es celebrar cuando un artista peruano consigue ser considerado a nivel internacional; eso suma, eso es bueno para todos, porque abre camino para otros que también merecen ser escuchados y que están el camino correcto: el de saber que además del talento, el cantante o músico de hoy debe considerar que en la industria es un producto y debe cuidar todos los detalles para que sea considerado. Y volvemos a repetir, no se consigue nada en la vida si no se trabaja y duro.