Este Congreso de la vergüenza ha salvado al expremier Aníbal Torres de ser inhabilitado por diez años de la función pública, bajo cargos de haber violado tres artículos de la Constitución al aprovechar reuniones oficiales en provincias para llamar a movilizaciones y “hacer arrodillar” a quienes en ese tiempo cuestionaban la gestión del inepto y corrupto expresidente Pedro Castillo, quien finalmente el 7 de diciembre de 2022 dio un golpe de Estado que lo llevó a terminar destituido y tras las rejas.

Los votos que salvaron a este sujeto, como no podía ser de otra manera, vinieron de las bancadas de izquierda, entre las que encontramos legisladores alucinados que siguen afirmando que su ídolo Castillo no fue un golpista, sino que más bien fue víctima de un golpe de parte del Congreso. Esta gente es la que sueña con volver a ver a Torres en un cargo público a pesar de que su paso por el Estado fue uno de los más nefastos que registre la historia. Si es así, ¿por qué no se lo llevan a que trabaje como asesor en alguno de sus despachos? Quizá les sea útil.

Los amigos de Torres son los legisladores de Perú Libre y sus satélites que en su momento sirvieron de soporte a Castillo, al que salvaban de intentos de vacancia y le libraban a ministros incapaces de merecidas censuras. Algunos incluso quieren ver de vuelta en Palacio de Gobierno al profesor chotano, al que testigos acusan de llevarse costalillos con el dinero en efectivo que cobraba por nombramientos en el Estado o por “favores” que hacía a proveedores. Debemos recordar bien sus nombres porque en el 2026 sin duda se lanzarán a la reelección como senadores.

Es claro que el pedido de inhabilitación de Torres no estaba relacionado con su participación en el golpe de Estado que tuvo a Castillo como cabecilla, sino solo con su faceta previa de azuzador de actos violentos. Sin embargo, el Congreso tenía ante sí una gran oportunidad para sancionar a este caballero y de paso impedir que vuelva a usar el Estado para promover la violencia y una mayor división entre los peruanos, algo que nada tiene que ver con la libertad de expresión, que es a lo que apelan sus escuderos.

No hay duda que Torres es un hombre de mucha suerte. Es tan grande su fortuna que está afrontando en libertad la investigación que se le sigue por su participación directa en el golpe de Estado, mientras dos de sus cómplices Castillo y Betssy Chávez permanecen tras las rejas sin ninguna posibilidad de salir. Y eso que hace poco el propio expremier ha admitido que violó las reglas de conducta impuestas por el Poder Judicial, al reunirse con quien era ministro de Defensa al momento del quiebre constitucional. ¡Quién como él!

TAGS RELACIONADOS