El gobierno parece haber tomado a tiempo, teniendo en cuenta la experiencia de otros países, la decisión de iniciar el periodo de cuarentena que podría ser una contención importante para la salvaje naturaleza expansiva del coronavirus. La previsión fue un elemento fundamental, pero hubo otros de los que poco se habla como la calamitosa situación sanitaria del país. La recomendación de la OMS es que los países del mundo inviertan un 6% de su PBI en Salud. Solo dos ejemplos en las antípodas de las formas de gobierno muestran que Cuba invierte el 10% y Estados Unidos, el 17%. En Europa, el Reino Unido gastó el 7,9%, España el 8%, y Francia y Alemania casi el 10%. ¿Cuánto invirtió el Perú para el 2020? Pues S/18,495 millones, el 2.2%. El colapso por el coronavirus hubiese sido devastador por el número de muertes pero la verdad es que todos los días, en la mayoría de los hospitales de EsSalud y el Minsa, una oleada de pacientes sufre las inclemencias de un sistema obsoleto, que humilla al ciudadano y causa más muertes de las que podría generar, incluso, esta infausta pandemia. La red gotea por todos lados. Según un diagnóstico de la Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública, la brecha de profesionales en el sector es de 47,000 especialistas. Un paciente con diabetes o hipertensión puede esperar hasta 3 meses para una atención de rutina y hay una alarmante falta de medicamentos básicos como antihipertensivos, antidiabéticos, antibióticos de amplio espectro, inmunomoduladores y fármacos oncológicos. Afirma, además, que la mayoría de los hospitales operan con tecnología desfasada y no se dispone de algunos exámenes básicos de laboratorio. En algunos hospitales del Minsa -refiere- un procedimiento elemental como colocar un cateter urinario puede demorar días o semanas por la ausencia de insumos. Existe, también, un enorme déficit en equipamiento. Se estima que faltan alrededor de 300 centros de hemodiálisis, la mayoría en el interior del país, donde las condiciones son aún más extremas. Tras el coronavirus, la urgencia es mirar al lado oscuro en el que todas las gestiones de gobierno tienen responsabilidad. Si algo positivo puede extraer el Perú de esta hecatombe universal es enfrentar de una vez por todas la farsa del sistema de salud en toda su dimensión. Si esta vez la salvamos, para la próxima, no tendremos advertencias foráneas para tomar precauciones.