La decisión de apoyar la vacancia de Martín Vizcarra en el Congreso ha golpeado duramente a las autoridades y las bases del partido liderado por César Acuña. Ha sido como un súbito baldazo de agua fría. En La Libertad, el gobernador regional Manuel Llempén, del partido Alianza Para el Progreso, lamentó en un pronunciamiento la decisión. Otras autoridades municipales en la región de la organización no disimulaban su desazón en las redes sociales, donde incluso reclamaban que sus representantes congresales expliquen la decisión.

Hasta ayer los representantes más protagónicos del partido de Acuña se preguntaban qué había pasado. La posición de APP, exteriorizada por su líder en una entrevista en el diario El Comercio y ratificada con mensajes claros a las bases, era contra la vacancia. ¿Qué pasó entonces el lunes a partir del mediodía? Los apepistas no lo saben con precisión, aunque intuyen movidas de última hora iniciadas con la detención preliminar de José Luna Gálvez el fin de semana.

Lo que sí tienen claro desde Trujillo, la cuna del partido de Acuña, es que la vacancia les pasará factura en esta campaña electoral que ya inicia. “Estamos jodidos”, le decía ayer una alta autoridad regional a un precandidato al Congreso por ese partido en La Libertad. “Ahora cómo vamos a ir a hacer campaña. Cómo hacemos con todo esto”, le respondió señalando la pantalla donde se apreciaban las protestas en las calles.

Pero las ironías de la vida y la política son tremendas en este escenario. Acuña y su partido han destronado al Apra en Trujillo y en el norte. El lunes, sin embargo, les dio a los apristas la única alegría política a la que pueden aspirar por estos tiempos: la cabeza de Vizcarra.