El 71% de ministros y funcionarios nombrados por el presidente Pedro Castillo “en general no son personas honestas ni capacitadas”, según una reciente encuesta nacional urbano-rural ejecutada por Ipsos para Lampadia. La pregunta del millón es: ¿El mandatario entenderá la gravedad que implica esta percepción de la población y que se condice con un gabinete impresentable en su mayoría y servidores prestos a meter mano en las arcas del Estado?
En todo caso, si la entiende, se zurra en ella olímpicamente porque -para muestra, un botón- acaba de sentar en la PCM a Betssy Chávez a pesar de que es investigada en la Fiscalía por darle chamba a su suegro y cuñados desde su escritorio de congresista y ministra de Trabajo. Un ampay al estilo Magaly, besuqueando al “joven paisano” Abel Sotelo, trajo por tierra su pretensión de zafarse de los presuntos delitos de negociación incompatible o aprovechamiento del cargo y tráfico de influencias agravado.
Otra respuesta importante consignada en la encuesta es que el 85% demanda que Castillo Terrones “debería nombrar ministros técnicos independientes” y no estar compartiendo espacios de poder con Perú Libre de Vladimir Cerrón y otros partidos de izquierda en su afán de asegurar votos para frenar la vacancia en el Congreso de la República. Kelly Portalatino, que no ata ni desata en el Minsa, es una prueba de ese trueque.
Da la impresión que exigirle al profesor chotano caminar derecho es como pedirle peras al olmo. Y tiene ministros ayayeros que lo hacen sentir imprescindible, como el patético Alejandro Salas, quien pronostica que “si logran vacar al presidente la convulsión social sería tan grande que el país sería ingobernable”. Con razón es un personaje meme.