Crudo, desgarrador, pero sobre todo indignante el testimonio que ha dado ayer a El Comercio el expresidente de la Confiep, Ricardo Briceño, desde hace seis años una víctima más de la prepotencia, falta de profesionalismo e ideologización del fiscal José Domingo Pérez, quien lo ha incluido en el llamado “Caso Cocteles” bajo argumentos que hacen agua por todos lados, por lo que ha pedido para él 22 años de prisión, una situación que sin duda ha afectado su salud física y emocional, y la de su familia.
El fiscal “estrella” del equipo de Rafael Vela Barba acusa a Briceño, a quien no conozco, de haber pedido en marzo de 2011 dinero a empresarios, entre ellos Jorge Barata cuando no se sabía que era un gánster, para apoyar a Keiko Fujimori en su postulación, algo que además en ese momento no era delito, cuando en verdad lo que hacía el entonces líder empresarial era dar cuenta de los resultados de una campaña de promoción de la inversión privada y del modelo económico, algo que acaba de confirmar la Confiep a través de un comunicado.
En la etapa de investigación quedó claro que Briceño no tenía nada que ver en el caso que implica a los fujimoristas y otros, pues los testigos de la reunión en la que supuestamente exigió el dinero afirmaron que no hubo tal pedido de plata para Fujimori. Sin embargo, Pérez sostiene que el ahora acusado engañó a los aportantes y el dinero fue a parar a la candidatura naranja. ¿Cuáles son las pruebas? No las hay. Pero aún así piden cárcel para este señor de 77 años por el delito de lavado de activos.
Así no se hace justicia, así no se combate la corrupción que todo el Perú aplaudiría si se hiciera de acuerdo a la ley, sin abusos, sin circo, sin figuretismos políticos, sin sesgos ideológicos y con profesionalismo para evitar que sinvergüenzas como Barata se burlen de los fiscales y de todos los peruanos al lograr “acuerdos” que les han garantizado no solo impunidad, sino también beneficios económicos como la posibilidad de evitar millonarios embargos de sus propiedades que ya pusieron a buen recaudo.
La deficiente actuación del Equipo Especial que encabeza el fiscal Vela es solo una muestra de la descomposición del Ministerio Público que ha llevado a que los corruptos y sinvergüenzas ahora sean “víctimas” y se rían en nuestras caras. Y una pregunta para el final: Si usted o su hijo, estimado lector, estuviesen metidos en un problema judicial y sean culpables o no, pidiesen que el caso sea llevado con seriedad, rigor y apego a ley, ¿dormirían tranquilos si la investigación recayera en manos de José Domingo Pérez?