La falta de conectividad y el caótico sistema de transporte son, junto con la inseguridad, los grandes males que aquejan a Lima. En ese contexto, el anuncio del alcalde Rafael López Aliaga sobre una línea de trenes entre Lima y Chosica podría ser motivo de esperanza… si no fuera por su improvisación.No se puede anunciar una “marcha blanca” sin haber coordinado previamente con las autoridades competentes. Y antes de que nos endilgue su epíteto favorito, señor alcalde, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) lo ha dicho con claridad: no hay vías, estaciones ni conexión con otras líneas como el Metro o el Metropolitano.
“Me sorprende que se hable de una marcha blanca cuando no hay una obra concluida ni siquiera iniciada”, dijo el ministro César Sandoval Pozo desde Cusco. También refirió que tener una infraestructura lista para los trenes “donados por California” tomaría al menos un año.El transporte público necesita soluciones estructurales, no fuegos artificiales. Anunciar avances, cuando lo único cierto es la llegada de los trenes, solo genera desinformación y falsas expectativas. La ciudad demanda liderazgo responsable, no gestos por visibilidad.Si de verdad quiere dejar un legado antes de abandonar el cargo para postular a la presidencia, el alcalde debe hacer las cosas bien. El transporte no se resuelve con anuncios, sino con planificación y trabajo conjunto.