Las consecuencias del antifujimorismo por Rolando Sousa (OPINIÓN)

Desde el año 2000 en adelante, los sucesivos gobiernos apelaron al antifujimorismo para lograr alcanzar el éxito electoral. Es así, que los vencedores reescribieron la historia y crearon la leyenda negra en torno a Fujimori y al fujimorismo.

De este modo, llevamos más de dos décadas con la misma narrativa “anti”, en la cual al fujimorismo se le atribuye todos los males de la política peruana, a pesar de que desde hace más de 20 años no son gobierno. Con el cuento de buenos y malos, corruptos y no corruptos, honestos y deshonestos, nos vendieron a un “cholo sagrado”, a una alcaldesa “impoluta”, a una “pareja presidencial” y a un presidente “de lujo”. Luego nos impusieron al inefable “lagarto” Vizcarra y a Sagasti. Finalmente, nos entregaron a las garras del comunista Castillo y a su banda de secuaces.

Además, la lucha contra la corrupción que siempre enarboló el antifujimorismo es otro cuento mal contado. El fenómeno de la corrupción no es un patrimonio exclusivo de algún grupo. Este ha crecido exponencialmente, tanto así que los inmaculados personajes antes mencionados están siendo procesados por ese mismo tema.

Por otro lado, la destrucción de la institucionalidad republicana y la falta de implementación de las reformas iniciadas en el 93 son algunas de las causas de la crisis actual, a pesar de los indicadores macroeconómicos. La gestión pública de la caviarada basada en millonarias consultorías, grandes campañas comunicacionales, eslogan y hashtag, no han resuelto los problemas de fondo.

La estructura administrativa del Estado en su conjunto está en manos de la caviarada, a tal punto que será imposible un gobierno de izquierda o derecha si es que antes no se desarma todo este andamiaje enquistado en la administración estatal, especialmente en el sistema electoral.

En otras palabras, vivimos los lineamientos globales que la caviarada y sus aliados aplican en el país. Son ellos los que gobiernan e impulsan políticas tras bambalinas. Al acercarse nuevas elecciones, revivirán el “anti” con la misma historia.