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El APEC nos dio en la yema del gusto. En todo sentido. Por ejemplo, para los colegas que tienen la pregunta sobre la comida peruana a flor de labios, Obama expuso su añoranza por el pollo a la brasa y el pisco sour, verdaderos bocatos di cardinale del menú nuestro de cada día. Y lo dijo en la universidad de Cipriani, la PUCP, aunque, al parecer, el prelado ya no tiene espacio en esa mesa. Tremendo jamón para la gastronomía made in Perú.

Las sesiones del Foro Asia-Pacífico estuvieron picantes, pero a nadie se le escuchó estar famélico por un cebiche, el plato bandera. O quizá ya lo comieron tantas veces, dada su fama en el mundo entero. El potaje de fondo en la cena de gala que se sirvió en el Parque de las Aguas fue una corvina en salsa de maracuyá. Del mar peruano para todo el mundo. Hasta la Bachelet se chupó los dedos.

Más bien, quien le tiene camote al humilde camote y, también, a la papa chola en todas sus layas es el presidente de China. Ensayando una sonrisa, confesó que consume ambos tubérculos, y todos sabemos que Xi Jinping no entra en cuentos chinos. Y pensar que aquí, para muchos, el camote es solo el alimento de la mascota de la casa.

Al parecer las chicas, es decir las esposas de los líderes, la pasaron más divertido de la mano de Nancy Lange (de Kuczynski). Recorrieron Lima, fueron al museo y observaron danzas de la costa, sierra y selva peruanas. Así es el APEC, pues. Sesudas ponencias sobre la economía mundial, pero también una cita abierta a la anécdota, la realidad virtual y el off the record.