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Alemania e Italia protagonizaron ayer uno de los mejores partidos de la Eurocopa de Francia. Ambos equipos dieron una clase magistral de táctica y estrategia, y dejaron en claro por qué son selecciones de jerarquía mundial.

Pero más allá de ciento veinte minutos y once penales de lucha sin cuartel, fueron otras las batallas paralelas que se jugaron en el Stade Matmut Atlantique de Burdeos. Se midieron en batalla el estilo de Joachim Löw, heredero de Jürgen Klinsmann, quien imprimió dinámica, fantasía y posesión a un equipo que históricamente se sostenía en el tradicional rigor físico y disciplina táctica teutona, y el sistema de Antonio Conte, que le sumó al “catenaccio italiano” una cuota de sorpresa y compromiso táctico que devolvió a los “azzurras” a las grandes ligas del fútbol europeo.

Lucharon también dos camisetas históricas. Y no defraudaron las expectativas. Italia salió sin miedo, dispuesto a sorprender con una presión alta y diagonales desde los extremos. Pero Alemania lleva bien el estandarte de campeón y mejor equipo del mundo. No será ya la avalancha blanca del pasado Mundial de Brasil, pero conserva la personalidad de un equipo cohesionado y ganador que busca siempre ser protagonista y maneja los tiempos del partido con equilibrio, sopesando parsimonia e intensidad en dosis perfectas.

Y combatieron también, en una justa de generaciones y estilos, quienes mejor representan el papel de arquero total en el último siglo. Neuer y Buffon, cada uno a su manera, fueron en gran parte responsables de que sus selecciones no dejaran escapar el sueño de la semifinal durante el tiempo suplementario. Una tajada del italiano cambió el destino del partido y, sin grandes intervenciones, la seguridad y personalidad de Neuer para jugar con los pies y mostrarse como una opción más de juego siempre es gravitante en el sistema alemán.

Más allá de los goles. Del gran partido de Boateng eclipsado por una incomprensible mano en el área, del partidazo de Mattia de Siglio y Mats Hummels, y del histórico duelo de arqueros, lo de ayer fue una muestra del nivel actual de los mejores equipos europeos: el orden táctico como la principal arma para sacar ventaja al rival, despliegue físico y compromiso defensivo de todo el equipo. Sin sacar una diferencia importante a los equipos sudamericanos, hay todavía mucho por aprender del fútbol del Viejo Continente.