La calle siempre deja mensajes y estos necesitan ser leídos oportuna y adecuadamente por quienes nos representan en la conducción del país. En los últimos días el mensaje que la calle nos ha dejado es que el umbral de tolerancia que tenemos los peruanos (diría yo a veces muy permisivo y paciente), ha sido superado. Los extremos a los que ha llegado la criminalidad en el país, aunque no afecta a todos por igual, ya genera estragos y distorsiones en todos los sectores. ¿Que hubo aprovechamiento político de algunos personajes y agrupaciones que jalan agua para su molino? Sí, seguramente, como ha sucedido en la historia de las grandes gestas y levantamientos. ¿Deslegitima esto la razón que ha movilizado a los peruanos de diferentes sectores? No, y no tener esto claro es ya un gran error.
Creo yo que en este caso no tenemos que inventar la pólvora. El Perú venció el terrorismo de Sendero Luminoso y del MRTA. La decisión que se tome, sin embargo, necesita del consenso y pacto de las fuerzas políticas del país. Es imposible armar estrategias si estas luego serán juzgadas para invalidarlas.
Un extraordinario profesor y economista, haciendo gala de sus años y experiencia, alguna vez me dijo que mientras más cerca estemos del abismo, más cerca estamos de la oportunidad de hacer reformas. Me pregunto si estaremos preparados, pues la primera gran reforma que se necesitaría para avanzar y no retroceder de a pocos hasta destruir lo que tanto nos ha costado construir, es el consenso pro país, el consenso por los peruanos… no el consenso del cálculo político, gremial o particular. La capacidad de llegar a esos consensos será, en buena cuenta, una prueba ácida para nuestro sistema político y para nuestra sociedad. Aún estamos a tiempo.