El premier Ernesto Álvarez ha hecho bien al tratar de poner paños fríos a las expresiones del comandante general de la Policía Nacional, general PNP Óscar Arriola, quien ha considerado “héroe viviente” al suboficial de tercera PNP Luis Magallanes, autor del disparo que, todo indica de manera indirecta, impactó en Eduardo Ruiz, conocido como “Trvko”, tras la marcha del 15 de octubre último.

Es saludable que el jefe del gabinete haya puesto paños fríos a lo dicho por el máximo responsable policial, que no hace más que echar leña al fuego en momentos en que se alistan más movilizaciones. Lógicamente, lo dicho por el general Arriola ha irritado al padre del fallecido.

“Decirle héroe es exagerado”, ha indicado el premier Álvarez en Canal N. Su respuesta, sobria y prudente, contrasta con el impulso emotivo y fuera de lugar del alto mando. En momentos en que la PNP requiere cambios profundos y una purga de malos elementos, es mejor la mesura.

Arriola debió llamar a la autocrítica, no al aplauso, pues cada palabra suya representa a miles de policías honestos que sí arriesgan la vida en las calles por el bienestar de los peruanos. La PNP necesita resultados, transparencia y respeto ciudadano, y no expresiones fuera de lugar.

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