Un día como hoy inició sus sesiones la Corte Permanente de Justicia Internacional (CPJI, 1922), la predecesora de la actual Corte Internacional de Justicia (CIJ, 1946). Creada por la Liga de las Naciones o Sociedad de Naciones luego de la Primera Guerra Mundial (1914-1919), fue la primera instancia supranacional de alcance universal. Si el objeto de la Liga de las Naciones fue el mantenimiento de la paz en el mundo y no lo logró porque en 1939 se desencadenó la Segunda Guerra Mundial, con la fracasada Liga también desapareció la CPJI; sin embargo, fue un tribunal muy eficaz al cual el Perú le debe mucho. Lo voy a explicar. En efecto, uno de los casos más relevantes que sentaría jurisprudencia planetaria, fue el de las Concesiones Mavrommatis en Palestina de 1924, de enorme importancia para el Perú que alistaba su estrategia jurídica para demandar a Chile ante la CIJ. En aquella ocasión la CPJI definió que una controversia “…es un desacuerdo sobre una cuestión de derecho o un hecho, un conflicto de posiciones jurídicas o de intereses…”. Ello permitió que el Perú sostuviera ante la Corte en 2008 que manteníamos con Chile una controversia jurídica de delimitación marítima pues mientras nuestro país decía que no teníamos ningún acuerdo de límites marítimos con Chile, los sureños defendían exactamente lo contrario. La conceptualización hermenéutica o interpretativa de la controversia, entonces, la recogimos del emblemático caso Mavrommatis. Cuando el Perú pidió (2001-2006) opinión jurídica a una decena de los mejores abogados del planeta para que dieran su parecer sobre la pretensión peruana de incoar a Chile ante La Haya -los leí e hice resúmenes de sus contenidos-, prácticamente todos los juristas en sus informes hicieron hincapié en la naturaleza jurídica de lo que ha sido entendido universal y unánimemente por una controversia citando el caso Mavrommatis. El Perú hizo lo mismo en la etapa escrita (demanda, memoria y réplica) del juicio -las leí íntegramente durante la fase confidencial para explicar al presidente del Perú el estado del juicio- y oral (alegatos). Por esa razón y no por capricho reiteré de que a la Corte en La Haya se iba a litigar (con abogados) y no a negociar (con diplomáticos).

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