“Si tomamos el poder no lo vamos a dejar. Con todo el respeto que se merecen ustedes y sus pelotudeces democráticas, nuestra idea es quedarnos para instaurar un proceso revolucionario” fue la frase infeliz que llevó a los reflectores al congresista electo por Perú Libre Guillermo Bermejo.

Primero, el autor de estos dichos infames intentó justificarlos diciendo que no son actuales sino que la manifestó hace más de un año. Luego, al ver que la explicación temporal no le quitaba la gravedad a sus palabras, ensayó otra defensa, una entreverada explicación donde decía que se refería a la alternancia de poder y en el marco de la democracia del país.

Casi obligado, el candidato presidencial Pedro Castillo tuvo que deslindar con los dichos de uno de los parlamentarios más votados de su partido y rechazar cualquier amenaza a la democracia.

Esto, además de los ataques a la prensa por parte de sus seguidores, juega en contra de Castillo porque refleja lo débil que es su posición dentro del partido pese a ser un aspirante a la presidencia en segunda vuelta y la poca capacidad que tiene de hacerle frente al secretario general y fundador de Perú Libre, Vladimir Cerrón.

La endeble situación de Castillo en Perú Libre preocupa más si se tiene en cuenta que aspira a ocupar la primera magistratura del Perú.