La reciente inscripción del partido político con tinte similar al vencedor en las elecciones de 2021, nos preocupa por el desconocimiento de la relación entre las instituciones democráticas con los ciudadanos. La respuesta es el mutuo respeto. Las instituciones deben estar comprometidas con los principios y reglas constitucionales para operar con rectitud. Los ciudadanos ejercen sus derechos y libertades reconocidos para su plena realización. Las instituciones ejercen sus facultades con límites (respeto a la Constitución), los ciudadanos practican sus libertades con límites implícitos (respeto al semejante y el derecho). La relación descrita produce un orden que no admite personas o agrupaciones contrarias a las ideas que inspiran el proyecto de vida democrática.
Las instituciones democráticas ejercen sus funciones para realizar los ideales de justicia, seguridad y bienestar general respetando los derechos humanos y la separación de poderes. La ciudadanía exige que sus representantes fiscalicen al gobierno, con su voto promueve la alternancia periódica de presidentes y congresistas. Debemos tener presente que todo candidato presidencial que exprese un discurso divisionista, reivindicador, revanchista que desprecia las instituciones, también lo hará con cualquier persona o grupo opositor a sus intereses. El camino hacia una dictadura. La vida democrática se práctica con el compromiso de jugar en pareja, instituciones y ciudadanía, cumpliendo las reglas inspiradas en principios. Por eso, todo candidato presidencial, congresal, juez y funcionario debe tener una probada ejecutoria democrática y defensa de los derechos humanos. Es obligación del sistema electoral resistirse a la inscripción de candidatos y partidos “pateatableros” que no garantizan la constitucionalidad.