La reciente aprobación, por insistencia, de la Ley que formaliza el servicio de taxis colectivo a nivel nacional, con excepción de Lima y Callao, se suma a una seguidilla de normas que causan más afectación que beneficios al país.

El populismo de este Congreso es peligroso. El Ejecutivo trata de frenarlo con demandas de inconstitucionalidad, pero mientras estas se resuelven en el Tribunal Constitucional, las normas están vigentes y, al ser leyes promulgadas, deben ser cumplidas.

El Gobierno tiene demasiados problemas que atender como para estar buscando la anulación de tantas normas aprobadas por insistencia, al caballazo

¿Se dan cuenta, señores y señoras congresistas, que su afán de permanecer vigentes y obtener réditos políticos está hipotecando la seguridad y el futuro del Perú?

La devolución de aportes de la ONP, la eliminación del CAS y ahora la formalización del taxi colectivo parecen ser buenas normas, pero no resisten un análisis jurídico porque exceden las prerrogativas que la Constitución otorga al Parlamento.

Esperemos que en estos meses electorales prime la cordura, pero todo indica que no será así y seguirán aprobando normas de este tipo, solo para el aplauso y que terminarán afectando a todos los peruanos.

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