El accidente ocurrido días atrás en la avenida Alfonso Ugarte, donde una cúster invadió la vía del Metropolitano y chocó a una de sus unidades causando tres muertos y 20 heridos, ha puesto ante nuestros ojos, una vez más, la inmensa necesidad de emprender una reforma integral del transporte, algo que ningún gobierno ha querido llevar a cabo por falta de decisión política, incapacidad y para no ser acusado de dejar sin empleo a los miles de informales o a quienes ni debería tener vigente una licencia de conducir.

Lamentablemente, los responsables del caos y los accidentes también tienen aliados en el Congreso, como el congresista Jorge Flores Ancachi, quien pretende sacar una ley para devolverle la licencia a los choferes que la tienen suspendida por haber sido encontrados manejando bajo efectos del alcohol. A cambio de unos cuantos votos, este irresponsable legislador elegido por Acción Popular, quiere poner a esta gente nuevamente en las pistas bajo el argumento de que “necesitan trabajar”.

Cada vez que hay un accidente de tránsito, los medios informamos que el o los vehículos implicados tienen miles de soles en papeletas, por lo que uno se pregunta cómo así es que esas unidades pueden seguir circulando. ¿No hay sanciones para las empresas? ¿Dónde está la Autoridad del Transporte para Lima y Callao (ATU)?, ¿dónde están los policías de tránsito? Esas combis o esos micros tendrían que estar hace tiempo en un depósito sin posibilidad de salir nunca más.

El problema del tránsito en Lima es como el de las cárceles, como el del Poder Judicial y el Ministerio Público, o el de la violencia en las calles: todos los tenemos ante nuestros ojos desde hace muchos años, pero los gobiernos empiezan y se acaban, y nadie mueve un dedo para solucionarlos. Y mientras tanto, la gente sigue muriendo en las pistas como lo hemos visto en pleno Centro de Lima por culpa de ese “anconero” que desde hace tiempo ya era un peligro público.

Ahora que viene la campaña presidencia y por el Congreso, ojalá que escuchemos propuestas realistas y eficaces al problema del transporte, más allá de anuncios populistas como “perdonar” a los borrachos, anularles multas, dejar que sigan circulando en unidades chatarra o eliminar peajes previo rompimiento de contratos ley. Urge una reforma, urge desterrar la informalidad y hacer que los limeños y chalacos puedan viajar a través de un sistema digno de seres humanos.

TAGS RELACIONADOS