La suerte de la expremier Betssy Chávez parece estar echada. No hay que ser un experto el derecho ni en leyes para saber que le esperan varios años en prisión por el rol que ha jugado en el quiebre constitucional que anunció el entonces presidente Pedro Castillo cerca del mediodía del 7 de diciembre del año pasado, día en que el hoy reo del penal Barbadillo y su séquito se quitaron la careta y mostraron su verdadero rostro.

Los videos del rol jugado por Chávez no mienten. Fue la que anduvo de arriba para abajo organizando desde su cargo de premier, la emisión del mensaje que todo el planeta vio, en que se disponía el cierre del Congreso y la intervención total del sistema de justicia. Los exministros Roberto Sánchez y Willy Huerta quizá tengan posibilidades de no ir a la cárcel por golpistas, pero la ex jefa del gabinete, en mi modesta opinión, es insalvable.

Otro que también está embarrado hasta el cuello es el entonces asesor Aníbal Torres –un admirador de Adolfo Hitler famoso por sus pachotadas y sandeces–, quien haciendo dupla con Chávez –una abogada titulada con tesis plagiada y censurada como ministra de Trabajo por incompetente–, habría sido el soporte para que Castillo se crea el cuento de que con su anuncio se iba a convertir en el dueño del Perú con poderes absolutos y que se iba a librar de la justicia.

Lamentablemente, por casi año y medio el Perú estuvo en manos de un sujeto con inmensas limitaciones intelectuales, profesionales y hasta de sentido común como Castillo, quien públicamente admitió ante la CNN que estaba “aprendiendo”, que para colmo de males se rodeó de gente como Torres y Chávez que a la larga lo terminaron llevando a la cárcel. A estos personajes también se les debe aplicar todo el rigor que la ley permite.

El caso de Chávez y compañía está en manos del pleno del Congreso, y luego del sistema de justicia, ese del que Castillo con sus cómplices quisieron adueñarse a través de un mensaje al país que chocó con la vocación democrática de civiles, militares y policías que dieron la espalda a esta pandilla de tiranuelos de poca monta que, sin hay justicia en este país, tendrían que estar en un calabozo por un buen tiempo.

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