El presidente José Jerí ha hecho ayer un anuncio que es nuclear y parece marcar el inicio de comenzar a mirar más hacia las regiones del país, donde hay problemas y retos muy grandes, incluso a los mayores que vemos en Lima, especialmente en materia de inseguridad, de control del principio de autoridad en penales, atención a la salud y la educación, ausencia de infraestructura para el transporte y casos de corrupción.

Correo es un tabloide con ocho ediciones para igual número de regiones, y a diario reportamos a nuestras audiencias lo que ocurre más allá de Lima. Recordemos que la ola de extorsiones comenzó en Trujillo y luego de expandió a la macrorregión norte, sin que desde el Estado se hiciera mucho caso. Lo mismo sucedía con la red de corrupción el exgobernador de Áncash, César Álvarez.

Pero las visitas que el mandatario hará en los próximos meses a diferentes regiones sólo tendrán sentido si se traducen en acciones concretas en favor de la población: si hay una obra parada y botada hace años, que se destrabe y se termine; si hay un penal donde los reos son los amos y señores, pues que corte con eso; si un puente se cae a pedazos, que al menos se ponga uno provisional.

A lo largo de muchos años, varios presidentes han recorrido el país, pero la cosa ha seguido igual. Si el mandatario interino está dispuesto a marcar la diferencia, que el ciudadano de a pie siente beneficios palpables en su día a día, más allá del discurso y la foto.

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