Recientemente (31 de julio), se han cumplido 464 años de la muerte de San Ignacio de Loyola (1556) –su nombre de pila: Iñigo López de Recalde-, el fundador de la histórica Compañía de Jesús (Roma, 1534), y a cuyos miembros se les conoce mundialmente como jesuitas, la mayor orden religiosa masculina católica en el mundo, cuya influyente actividad se extiende a los campos educativo, social, intelectual, misionero, etc.

San Ignacio de Loyola, natural de Guipúzcoa (1491), fue militar, participó en guerras pero luego se dedicó a la oración, ayunos y penitencias, siendo conocido por sus ejercicios espirituales como contemplación de la vida de Cristo. Los jesuitas extendieron su obra por Portugal, India, Indonesia, Japón y China, hasta Brasil y Etiopía.

Llegaron a América en el siglo XVI y desde entonces han tenido una fuerte presencia en la educación de la juventud y en el debate intelectual. Fueron expulsados en 1767 por Carlos III al advertir su gran influencia y restablecidos a finales del siglo XVIII. Fundaron colegios y la Universidad San Ignacio del Cusco.

La biblioteca del Colegio San Pablo de Lima sería la base de la Biblioteca Nacional y la Casa del Noviciado se convertirá con el tiempo en la histórica “Casona” de la cuatricentenaria Universidad de San Marcos (1551). Volvieron al Perú en 1871 cuando gobernaba José Balta, y recién en 1968 fue restablecida la Provincia Peruana.

Pregonaron una reflexión profunda sobre la pobreza en América Latina sobre todo en los tiempos del Concilio Vaticano II. Actualmente, son más de 170 jesuitas en el país.

Cuatro descollantes jesuitas para no olvidar: el papa Francisco, argentino, que hace historia como el primer pontífice de América, y con él, los peruanos, Felipe Mac Gregor (1914-2004) y Armando Nieto Vélez (1931-2017), enormes intelectuales de nuestro tiempo que privilegiadamente traté muy de cerca en la Sociedad Peruana de Derecho Internacional de la que fueron miembros mitulares, y con ellos, el eminentísimo y reverendísimo, Pedro Barreto Jimeno, cardenal del Perú y actual arzobispo metropolitano de Huancayo.