Don Jorge Rodríguez, fundador y líder de “Los Mirlos”, con la humildad como estandarte, agradece cada felicitación que recibe tras el anuncio que su agrupación será una de las atracciones de la primera fecha del reconocido Festival de Coachella en California, Estados Unidos. Ese acontecimiento en la carrera de la banda, que se fundó en Moyobamba hace más de cinco décadas, es el resultado natural de un trabajo sostenido en la música con una propuesta de cumbia peruana amazónica que ellos siempre han sabido respetar y mantener. “Cuando hace más de 50 años comenzamos a grabar, decidimos integrar el sonido de las guitarras electricas que había propuesto Enrique Delgado, quien ya había aparecido con Los Destellos. Nuestros sonidos amazónicos le dieron otro aporte a la cumbia, aparecimos trayendo otra alternativa, fue así como se grabó ‘La danza de Los Mirlos’. Luego comenzamos a poner las letras, porque cinco años antes todo era instrumental”, cuenta Rodríguez a Correo. Sin aspaviento, menos con escándalos, Los Mirlos en los últimos años han logrado trascender del ambiente de la música tropical a escenarios del mundo en los que se escuchan géneros diversos. La redes sociales y las herramientas digitales para difundir su música terminaron acercando a nuevas audiencias esa cumbia amazónica que les está dando un gran reconocimiento.                                          “Creo que en los últimos tiempos, las redes sociales y las plataformas han sido un aliado importante, un apoyo muy grande para los cantantes y bandas de cualquier género , porque han permitido que la obra de los músicos se haga conocida en el mundo. Y no puedo dejar de mencionar a Oliver Conan, que con su disco de recopilación, “The Roots of Chicha”, puso en la escena internacional a nuestra música”, dice el padre de “Los Mirlos”. Mientras esperan abril próximo para enrumbar a Estados Unidos y participar en el Festival de Coachella, la agrupación seguirá con sus habituales recorridos musicales que los lleva por todo el Perú y el extranjero, los músicos son el vivo ejemplo de ese talento peruano que no necesita más que de su arte para destacar y que logra importantes triunfos en silencio. “Es toda una vida de mucho trabajo con el grupo, que ahora sigue con mis hijos y nos exige seguir luchando por lo que te propones para hacer los sueños realidad”, dice orgulloso Rodríguez.