De un tiempo a esta parte, en todo el mundo se está viviendo el auge de una polarización que es exacerbada por las noticias falsas y voceros que, sin importar las consecuencias de sus dichos, las incentivan bajo la excusa de “la libertad” y el Perú no es ajeno a este nuevo radicalismo.

Los extremos se están quitando la careta y cada vez son más las propuestas radicales y populistas que vienen calando en ciertos sectores de la población que ve en ellos una salida a la postergación y el desespero en el que se encuentran sumidos.

Pero eso no es todo, este crecimiento cuenta con la anuencia de los organismos y entidades encargadas de que estos pensamientos no se arraiguen e, incluso, los incentivan.

No podemos olvidar que el país vivió una etapa aciaga de violencia a la que fuimos arrastrados porque, desde un primer momento, no se combatieron las ideas extremistas y se las dejó crecer.

La historia tiende a ser cíclica, pero esa no es excusa para dejar que los extremos sigan ganando espacio. Deben ser enfrentados con hechos pues no es coincidencia que quienes impulsan las ideas radicales crean en falsedades y se nieguen a aceptar la realidad.

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