¿Condenar a menores de edad bajo el código penal para adultos reducirá el crimen en el país? No. Lo más probable es que los delincuentes continúen reclutando a adolescentes y niños para sus planes terroríficos, como ejecutar a sus rivales y generar pánico con las extorsiones, por lo que la nueva ley sólo originará que los cabecillas del hampa amplíen su mala influencia en los más pequeños.
Hace 20 años en Trujillo, los adolescentes sólo eran reclutados para llevar las armas de fuego antes y después de la ejecución de un ajuste de cuentas o para lanzar bombas extorsivas. Aquellos menores de edad solían ser utilizados para que, tras el hecho de sangre, se las piquen huyendo con las pistolas o llevar las cartas amenazantes. Por eso, el inefable “Gringasho” se hizo conocido a nivel nacional al cruzar la línea.
Luego, esos adolescentes formaron sus propias bandas y comenzó la era de la nueva generación, como en el caso “Los Pulpos” de Trujillo. Es decir, la ley más fuerte no aterrorizó a los menores de edad para que dejen ese mundo criminal, sino que todo siguió fluyendo con normalidad. Peor aún, más niños se sumaron a esos grupos delincuenciales y, cuando caían, se encargaban de contaminar los reformatorios.
Como pueden saber, aquí el tema no pasa por contar con más leyes. Llenar las cárceles de menores de edad no va a detener a los cabecillas, menos asustará a los adolescentes, sino que empeorará el sistema. Aquí el problema no es la falta de normas, sino la ausencia del Estado en las zonas más vulnerables del país. La creación de empleo para los jóvenes, al igual que la educación y la salud de calidad, debería ser reforzada.