Acto 1. “No se frustren,  no son culpables ustedes, es culpable el sistema, es culpable esta clase política que tenemos que cambiarla”, dijo hace unos días el presidente Pedro Castillo a los alcaldes en un encuentro del Ejecutivo con los burgomaestres de municipalidades rurales y urbanas. Les quita responsabilidad a los que realizan una mala gestión y a los que cometen actos de corrupción. “Si eres delincuente, el problema no eres tú, el problema es el sistema”, parece ser su mensaje.

Acto 2. “¿Qué te ha golpeado más, el ring o la vida?”, le pregunta un periodista al exboxeador Mario Broncano. “Ni el ring ni la vida. A mí me golpearon mis malas decisiones. No hay que echarle la culpa a nadie. Hay que ser responsable de sus actos”, responde. El exdeportista, involucrado en hechos delictivos que lo llevaron a la cárcel, no se queja, simplemente “apechuga”.

Dos ejemplos de cómo una persona asume su responsabilidad ante la vida. Uno culpa al sistema y el otro así mismo. No comparo a Castillo con Broncano, solo quiero poner sobre el tapete un problema de los peruanos, refugiarse en el ámbito de las excusas. Algunos buscan justificaciones para explicar por qué no logran sus objetivos, otros decididamente lo encaran. Lo grave es que uno de los que busca pretextos para no realizar su labor es el presidente de la República, cuyas decisiones afectan la vida de los peruanos. Ayer lo escuchamos en Huancavelica y nuevamente culpó a la prensa de sus desdichas. Es evidente que sumergido en sus frustraciones, que lo han hecho quejoso, repetitivo y gris, solo le queda achacar sus males y los del país a otros. Lo peor es que sin autocrítica y sin acciones que puedan cambiar la ruta de su Gobierno, el jefe de Estado seguirá promoviendo un país caótico y continuará encerrado en la burda consigna que lo malo que pasa en el Perú se debe a sus instituciones y a la Constitución.

La mayoría de peruanos ya no tolera a un presidente inseguro y vacilante, que no se hace cargo de sus pésimas decisiones y que para encubrir si inoperancia le echa la culpa al sistema. No es culpa del sistema sino de los políticos.