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Como es costumbre, cada vez que ocurre un terremoto cerca de nuestro país, sale a la luz la vulnerabilidad en que nos encontramos los peruanos para afrontar un sismo de gran magnitud, como el que podría presentarse en cualquier momento, incluso mientras usted lee estas líneas. Esta vez el drama del norte de Ecuador y sus más de 500 fallecidos nos hace ver que ante un evento similar los daños personales y materiales podrían ser devastadores.

No debemos olvidar jamás que estamos en una de las zonas más sísmicas del mundo y que la mayoría de nuestras ciudades no se encuentran en condiciones de resistir un terremoto de más de 7 grados en la escala de Richter. Si nos preocupan Callao y Lima, especialmente por zonas como Barrios Altos, La Victoria y el Rímac, habría que recorrer algunas ciudades de otras regiones para darnos cuenta de que el peligro es latente.

Veamos cómo están por ejemplo Piura, Chiclayo y Trujillo. Darse una vuelta por los alrededores de sus plazas de armas podría ilustrar el problema. Al menos en el sur del país los sismos han sido más reiterativos y eso ha dado pie, en medio del drama, a que las edificaciones se renueven. En cambio en el norte, el silencio sísmico es prolongado. En la zona solo se recuerda el sacudón del 31 de mayo de 1970, que barrió con el Callejón de Huaylas. Desde ahí no pasa nada.

Desde que el Perú existe, pocas veces se han adoptado medidas decisivas para mitigar los daños de los sismos. Una gran muestra es la cantidad de viviendas levantadas bajo la modalidad de “autoconstrucción”, y la existencia de casas de varios pisos en las laderas de los cerros o en terrenos inadecuados, que en muchos casos incluso son lechos de ríos. En el Cono Norte, miremos el panorama desde la avenida Túpac Amaru con dirección al este y notaremos el peligro.

Los simulacros de sismo y tsunami están muy bien, pero no son suficientes. Por décadas no se han adoptado medidas. Un Estado con algo más de recursos en los últimos tiempos ha podido tomar acciones. Sin embargo, las alarmas y los temores solo se activan en el Perú cuando llegan las noticias de un gran sismo en otro país. Es de esperarse que el próximo gobierno marque un antes y un después en materia de mitigación de daños en caso de sismos.