Las próximas elecciones generales nos invitan a reflexionar sobre el significado del concepto de representación. Desde una perspectiva realista, podemos identificar dos formas principales: pragmática e ideológica. Ambas coinciden en la necesidad de que las instituciones democráticas sean dirigidas por personas que, elegidas libremente y de manera universal, defiendan los intereses de sus electores. Sin embargo, la representación pragmática concibe la política dentro de un sistema bipartidista, mientras que la representación ideológica lleva al extremo la diversidad política, dando lugar a un parlamento multipartidista. Aunque este último modelo podría parecer una expresión de plena representatividad, en la práctica suele derivar en una asamblea difícil de gestionar en términos de gobernabilidad.
Los parlamentos anglosajones suelen preferir la representación pragmática. Este enfoque permite gobernar con mayorías parlamentarias claras, asegurando tanto la estabilidad del Ejecutivo como un control político efectivo por parte de la oposición, la cual debe estar preparada para asumir el liderazgo en el futuro. En este esquema, la teoría de la representación se fundamenta en ideas y no en una fragmentación de parlamentarios con posturas similares que podrían integrarse en una misma bancada.
En el caso del Perú, la diversidad cultural y geográfica influye en la composición de su representación política. Una legislación electoral adecuada con nuestra realidad nacional podría concentrar el Congreso en tres o cuatro partidos principales, permitiendo variaciones en las mayorías parlamentarias en futuras elecciones. Un escenario donde un partido de gobierno puedarealizar la conformación de alianzas viables para lograr la gobernabilidad.