La escandalosa fuga de seis internos venezolanos del Centro Juvenil de Diagnóstico y Rehabilitación, conocido desde siempre como “Maranguita”, ha desnudado la realidad de este lugar que al igual que los penales de donde los delincuentes se escapan, introducen teléfonos celulares y planean crímenes, es responsabilidad del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos que evidentemente ha sido desbordado por la realidad carcelaria que se quedó anclada en los años 80.

Lo grave de lo sucedido en “Maranguita” no solo es la fuga de estos internos, algunos de los cuales son mayores de edad, por lo que en teoría hace tiempo deberían estar en un penal para adultos, considerando que el mencionado establecimiento ubicado en el distrito de San Miguel es para alojar a menores de edad infractores, y no a manganzones de alta peligrosidad como los que vimos descender por un muro a través de una cuerda que hicieron con prendas de vestir.

Lo delicado es que estos internos habrían fugado con la ayuda de trabajadores de “Maranguita”. Entonces, sería bueno preguntarle al ministro de Justicia y Derechos Humanos, Eduardo Arana, en manos de quiénes está la labor de diagnosticar y rehabilitar a los internos de este centro, que se supone que para eso existe, y no tanto para ser un reclusorio. Si allí hay servidores que son unos verdaderos delincuentes, entonces qué trabajo pueden estar haciendo con los infractores a su cargo.

Recordemos que el 21 de abril último se escapó un interno venezolano del penal de Lurigancho y que al igual que en el reciente caso de “Maranguita”, se ha señalado a trabajadores penitenciarios como cómplices del sujeto identificado como John Kennedy Javier, de quien hasta ahora no se tiene el menor rastro. Lo más seguro es que ya esté de lo más tranquilo en su país. Entonces, ¿qué clase de servidores está reclutando el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos? De hecho, algo tiene que estar fallando.

Un grupo de congresistas tiene la intención de censurar al ministro Arana por estos sucesos. Sin embargo, dudo que se lo vayan a bajar por su responsabilidad política en ambas fugas ocurridas en menos de 20 días, pues el Legislativo anda de la mano con el Ejecutivo que como gran cosa ha salido a anunciar el traslado de “Maranguita”, algo que vengo escuchando desde noviembre de 1995, cuando era yo reportero de policiales y me tocó cubrir la fuga del delincuente juvenil Juan Aguilar Chacón, alias “Negro Canebo”.

PD. Por vacaciones, esta columna dejará de publicarse durante diez días.