Dentro de poco tiempo tendremos una nueva Junta Nacional de Justicia (JNJ) que entre sus principales funciones debe estar el corregir el mal trabajo que han hecho sus antecesores que se irán sin pena ni gloria, pues son grandes responsables de la situación tan crítica en que se encuentran el Poder Judicial y el Ministerio Público, puntales en la lucha contra la corrupción y la criminalidad común que se expresa en asesinatos, robos, extorsiones, secuestros y terrorismo.

No podemos tener otra vez una JNJ politizada y sesgada, que ha permitido que magistrados para el olvido sigan en funciones. Fue esta entidad la que nombró a Patricia Benavides como fiscal suprema y luego la echó sin un mea culpa de por medio. Son los que han mantenido en sus cargos a Rafael Vela y Domingo Pérez a pesar de su ineficiencia, su politización y todo lo que ha dicho públicamente Jaime Villanueva. ¿Dejarán ahora de ser los eternos intocables?

Ahora tenemos un nuevo perfil de magistrado: el amigo, socio o empleado de Andrés Hurtado Grados, conocido como “Chibolín”, quien tenía a jueces y fiscales rendidos a sus pies a cambio de viajes a Estados Unidos, blanqueamientos dentales, agasajos musicales por Día del Juez, arreglos de sus salas y comedores y demás. Hemos conocido sólo algunos casos como los ya mencionados, pero cuántos más habrá. La permanencia de esta gente en el sistema de justicia es una vergüenza.

Pero sobre todo, y esto es lo que más interesa al ciudadano de a pie, es momento que la JNJ se ponga a trabajar y empiece a hacer una limpieza general de jueces y fiscales que son señalados con evidencias de que están del lado de los delincuentes, a los que les encanta liberar con suma facilidad a pesar de que existen leyes para mandarlos a prisión sin mayor trámite. La situación de violencia es dura en el país, y es momento de aplicar mano dura. Magistrados “garantistas” o cómplices con el hampa, no sirven.

La primera JNJ ha sido un verdadero fiasco para el país. Lo único “bueno” que ha hecho ha sido promocionarse como un “bastión de la democracia”, pues ante los intentos del Congreso por remover a dos de sus integrantes por razones debidamente justificadas, sus escuderos un poco más y nos dicen que si se toca a este colegiado, entramos a una dictadura y el Perú se va al hoyo. Veremos si ahora que se ha producido una renovación total del equipo, siguen pensando lo mismo.