Ayer se ha publicado en El Peruano el Decreto de Urgencia N° 012-2020 que permite por un plazo de cinco años, expulsar de la Policía Nacional a los malos efectivos que por sus antecedentes no sean los idóneos para vestir el informe de su institución y estar al servicio de los peruanos, en un contexto en que la violencia de todo tipo en el país hace necesario contar con agentes con real vocación de servicio y limpios de corrupción y otras taras manifestadas a nivel profesional y personal.

Así como en este espacio he criticado al gobierno cuando lo he considerado necesario, esta vez queda felicitarlo por tener la voluntad de comenzar a fumigar la Policía Nacional a fin de que no haya más impresentable. La norma fija que hasta los deudores alimentarios morosos, consumidores de drogas y los que tengan problemas con la bebida, serán echados, al igual que aquellos que han recibido sanciones graves durante sus años de servicio.

Esto era algo urgente que no podía esperar más, como lo señalé hace dos semanas en este espacio, tras los actos delictivos y vergonzosos cometidos por los policías de la comisaría de San Cayetano, que dejaron morir a una familia por no acudir al llamado de los vecinos. No podemos tener agentes negligentes, así como tampoco corruptos y “arregladores”, o que no dan alimentos a sus hijos o que no dudan en levantarse los dineros públicos que deben de administrar eficientemente.

Entiendo que al poner en vigencia el decreto de urgencia en mención, el aparato legal del Ministerio del Interior y de la Policía Nacional ha previsto los candados necesarios a fin de impedir que más adelante los policías echados vuelvan a la institución a través de dudosos fallos del Poder Judicial que en muchos casos hasta disponen el ascenso e indemnización de los antes expulsados, incluso por delitos muy graves como los de robo y narcotráfico.

Si una de las grandes dificultades del país es la violencia en las calles, de nada sirve tener una institución policial que, por culpa de sus malos elementos, es más un problema que un instrumento para encontrar una solución a esta situación. Queda a los peruanos apoyar el mencionado decreto de urgencia y esperar que, con la salida de los hampones y sinvergüenzas de uniforme, las cosas nos vayan mejor. El ciudadano de a pie lo agradecerá.