E n medio de tiempos difíciles, aunque muchas veces se le considere una oda a la superficialidad, un certamen de belleza volvió a concitar la expectativa debido a la participación de una guapa y joven integrante de una familia muy conocida en la industria del entretenimiento. Alessia Rovegno, hija de la actriz y cantante Bárbara Cayo, fue la elegida para representarnos en Miss Universo 2022, el concurso más importante en su género y que siguen cada año millones en el mundo.

La modelo, antes de su viaje al evento realizado en New Orleans, además de la expectativa por su su preparación, tuvo que enfrentar cuestionamientos a su elección y sobre todo a su preparación. Finalmente, y al margen de la polémica, Rovegno quedó entre las 16 finalistas del concurso que ganó Miss Estados Unidos, que para variar, tampoco fue del agrado de muchos que no la consideran lo suficientemente bella para haber obtenido el título.

Y es que hay que decirles a los que siguen religiosamente ese tipo de concursos, que la belleza siempre será relativa, aunque muchas veces se busque ubicarla en el estereotipo, está depende de muchos factores; manejar el concepto de la belleza absoluta es hasta irreal.

Y hay que anotar que en los últimos años los certámenes están poniendo énfasis en la personalidad, el aplomo y hasta en los conocimientos de los candidatas, que van a sumar en el puntaje para la decisión final. La importancia que se le está dando a la preparación que deben tener las participantes, es que casi siempre se ha asociado a la belleza con la falta de inteligencia, quizá esa sea la premisa para que las candidatas que lleguen al show televisivo también deban presumir de otra armas, además de una cara bonita.

Otro detalle que hay que anotar, es que últimamente se está buscando que reinados de belleza también sirvan como plataformas para denunciar o poner en evidencia problemas relacionados con la violencia contra la mujer, una realidad lacerante y que es habitual en todas las naciones. Definitivamente los tiempos han cambiado y también los parámetros para elegir a la que debe ser quien lleve una corona como la mujer más bella del universo, un título que suena pretencioso, pero que hoy toma nuevos rumbos, imprescindibles para mantener su vigencia.