La inscripción de partidos para las próximas elecciones se ha desbordado. Con Cooperación Popular ya son 39 las agrupaciones políticas listas para participar en los comicios generales del 2026. Más candidatos, menos posibilidades de elegir bien.

Este fenómeno evidencia un sistema político desquiciado, en el que los peruanos enfrentan la tarea monumental de elegir entre 13 mil candidatos para cargos de todo nivel, desde la presidencia hasta los gobiernos regionales.

Esta proliferación no solo refleja la fragmentación de la sociedad peruana, sino también la ausencia de un sistema político robusto que permita canalizar las demandas ciudadanas de manera ordenada y efectiva.

¿Quiénes son los responsables de esta situación? Sin duda, los congresistas tienen una gran cuota de culpa. Durante años, han evitado emprender las reformas necesarias para mejorar el sistema electoral. Esta inacción no es casual; beneficia a quienes buscan capitalizar el desorden. En un escenario donde basta con un 9% o 10% de los votos para pasar a la segunda vuelta presidencial, el caos resulta funcional. La máxima “a río revuelto, ganancia de pescadores” describe perfectamente esta estrategia de dividir el electorado en “mil pedazos” para facilitar pequeñas victorias en un escenario tan fragmentado.

Es urgente que el país reflexione sobre este estado de cosas. La urgencia de partidos políticos sólidos y la implementación de reformas electorales no pueden seguir postergándose.